Una
supercomputadora o un superordenador
es aquella con capacidades de
cálculo muy superiores a las computadoras corrientes y de escritorio y que son
usadas con fines específicos. Hoy día los términos de supercomputadora y
superordenador están siendo reemplazados por computadora de alto desempeño y
ambiente de cómputo de alto desempeño, ya que las supercomputadoras son un
conjunto de poderosos ordenadores unidos entre sí para aumentar su potencia de
trabajo y desempeño.
Las
supercomputadoras fueron introducidas en
la década de 1970 y fueron diseñadas principalmente por Seymour Cray en la compañía Control Data Corporation (CDC), la cual dominó el mercado
durante esa época, hasta que Cray dejó CDC para formar su propia empresa, Cray
Research.
Hasta
ahora el uso y generación de las mismas se ha limitado a organismos militares,
gubernamentales, académicos o empresariales.
*Mediante el uso de
supercomputadoras, los investigadores modelan el clima pasado y el clima actual
y predicen el clima futuro.
*Los astrónomos y los
científicos del espacio utilizan las supercomputadoras para estudiar el Sol y
el clima espacial.
*Los científicos usan
supercomputadoras para simular de qué manera un tsunami podría afectar una
determinada costa o ciudad.
*Las supercomputadoras se
utilizan para simular explosiones de supernovas en el espacio.
*Las supercomputadoras se
utilizan para probar la aerodinámica de los más recientes aviones militares.
*Las supercomputadoras se
están utilizando para modelar cómo se doblan las proteínas y cómo ese
plegamiento puede afectar a la gente que sufre la enfermedad de Alzheimer, la
fibrosis enquistada y muchos tipos de cáncer.
*Las supercomputadoras se
utilizan para modelar explosiones nucleares, limitando la necesidad de
verdaderas pruebas nucleares.
INTELIGENCIA ARTIFICIAL
La
inteligencia artificial (IA) es un área
multidisciplinaria que, a través de ciencias como las ciencias de la
computación, la lógica y la filosofía, estudia la creación y diseño de
entidades capaces de resolver cuestiones por sí mismas utilizando como paradigma la inteligencia humana.
General
y amplio como eso, reúne a amplios campos, los cuales tienen en común la
creación de máquinas capaces de pensar. En ciencias de la computación se
denomina inteligencia artificial a la
capacidad de razonar de un agente no vivo. John McCarthy acuñó la expresión «inteligencia artificial» en 1956, y la definió así: “Es la ciencia e ingenio de hacer máquinas
inteligentes, especialmente programas de cómputo inteligentes”.
En
el siglo XVIII empezó a difundirse
la idea de crear una computadora capaz de jugar al ajedrez. En el año 1768, el ingeniero húngaro Wolfgang von Kempelen construyó
una máquina que jugaba al ajedrez de manera autónoma. No solo eso, dicho mecanismo era capaz de ganar a los
mejores jugadores de su tiempo utilizando imaginativas estrategias y un juego
de altísimo nivel.
De
esta manera el ingeniero Kempelen y su “máquina” cobraron gran notoriedad y
amasaron una importante fortuna
engañando a un público ávido de lo que los nuevos avances científicos era capaz
de darle. Sin duda alguna el señor Kempelen era un experto vendedor de humo
que hubiera encajado bien en cualquier puesto ejecutivo de una multinacional
hoy en día. Contando con la credulidad innata de la gente y las ganas de ser
engañados que muchas veces tenemos una simple caja con un experto en ajedrez
escondido dentro se hizo pasar por un asombroso sistema autónomo capaz de
derrotar a los más grandes del imperio por aquellos años.
Después
de aquellos sucesos, el tema del ajedrez mecánico no se volvió a mencionar y
cayó en el olvido, hasta la aparición de la computadora en la década de los 50.
Desde entonces, los aficionados del ajedrez y de la ingeniería informática han
construido máquinas y programas que juegan al ajedrez.
Otro
ejemplo de inteligencia artificial más actual es el androide que habla, se
mueve como humano e incluso canta el cual fue presentado por Toshiba en la
Feria internacional de Electrónica de consumo de Las Vegas, EE.UU.
Según
informa el portal Mashable, el androide, llamado ChihiraAico, es parte de la llamada "comunidad humana
inteligente" de la empresa, un grupo de robots diseñados para contribuir a
un modo de vida más inteligente, y tiene como objetivo lograr una comunicación
sorprendentemente real mediante unas expresiones faciales similares a las
humanas, y a la capacidad de hablar e incluso de cantar.
Un grupo de científicos y expertos
del mundo de la tecnología crearon en conjunto una misiva para que personas
comunes y corrientes tengamos una mayor atención ante la maravilla que parece
la inteligencia artificial
Dicho grupo, entre los que se
encuentra nada menos que Stephen Hawking, Elon Musk y Verno Vinge, entre varios
otros destacados expertos en ciencia y tecnología, presentó la misiva bajo el nombre Research Priorities for Robust and Beneficial Artificial Intelligence:
an Open Letter (Carta Abierta: Prioridades de Investigación para una
Inteligencia Artificial fuerte y beneficiosas).
El
escrito toma en cuenta décadas de investigación sobre inteligencia artificial, y entre las principales advertencias se
habla de la posibilidad de que en un ambiente no controlado en forma adecuada,
los sistemas de inteligencia artificial podrían tener comportamientos no
deseados e incluso dañinos.
La
comunidad muestra así la preocupación ante una posible independencia de
inteligencia artificial, capaz de pueda tomar vida propia y superar la que ha
figurado el hombre. De este modo, quienes hoy estamos a cargo de estos
dispositivos perderíamos el control sobre las máquinas y estas podrían actuar
en contra de sus creadores. Según la carta abierta, las investigaciones
deberían enfocarse en lograr que quienes trabajan con ella tomen medidas de
seguridad ante una rebelión robótica en caso de problemas.
La
diferencia entre la inteligencia y las capacidades de robots y computadoras con
respecto a la mente humana es cada vez menor, incluso llegando a superarnos en
algunos aspectos, lo que puede resultar preocupante.
Las máquinas y sistemas de
inteligencia artificial carecen de dos cosas muy importantes: sentimientos y
ética, por lo que no son
capaces discernir correctamente entre el
bien y el mal, ya que su comportamiento depende de programación y no de la racionalidad, por lo que, en caso de
cualquier falla, podrían dañar al resto.
LAS REDES NEURONALES
Son el principal elemento del Sistema
Nervioso. Las redes neuronales
biológicas están compuestas por un gran
número de elementos llamados neuronas. Una neurona es una célula compuesta por cuerpo, un número de
extensiones llamadas dendritas, que
sirven de entradas, y una larga extensión llamada axón que actúa como salida.
La sinapsis conecta el axón de una neurona a las dendritas de las otras
neuronas. Las neuronas están dispuestas en capas. En general las neuronas de
una capa reciben entradas desde otra capa y envían sus salidas a neuronas de
una tercera. Dependiendo de la aplicación también es posible que las neuronas
de una capa reciban entradas y provean salidas a neuronas de la misma capa.
Las
conexiones entre neuronas tienen pesos asociados que representan la influencia
de una sobre la otra. Si dos neuronas no están conectadas, el correspondiente
peso de enlace es cero. Esencialmente, cada una envía su información de estado
multiplicado por el correspondiente peso a todas las neuronas conectadas con
ella. Luego cada una, a su vez, suma los valores recibidos desde sus dendritas
para actualizar sus estados respectivos.
Las redes neuronales no son más que
un modelo artificial y simplificado del cerebro humano, que es
el ejemplo más perfecto del que disponemos para un sistema que es capaz de
adquirir conocimiento a través de la experiencia. Una red neuronal es "un
nuevo sistema para el tratamiento de la información, cuya unidad básica de
procesamiento está inspirada en la célula fundamental del sistema nervioso
humano: la neurona".
Cuando
en los años cuarenta se pusieron a
funcionar las primeras computadoras (esos roperos de metal, llenos de
bulbos) se les llamó “cerebros electrónicos”, ya que podían hacer sumas.
Esto
hizo imaginar a muchos:
“Mañana las máquinas conversarán con nosotros”.
Y
entonces el cine, los dibujos animados y
la televisión se poblaron de robots “inteligentísimos” —aunque de
movimientos algo torpes— que acompañaban a los humanos en toda clase de mundos.
La industria de las computadoras no
dejó de evolucionar y, de pronto,
aquellos enormes aparatos con grandes cintas de carrete se volvieron pequeños y
mucho más fáciles de operar. Un día ya tenían un monitor y un teclado para
comunicarnos con sus circuitos. Al día siguiente aparecieron en nuestras casas
las computadoras personales y hoy están por todos lados, volviéndose
indispensables. Los niños de hoy viven en un mundo que, por lo menos en parte,
la ciencia ficción imaginó hace 50 años.
Pronto los robots comenzarán a desplazar al personal que nos atiende detrás de
las ventanillas. Una máquina podrá perfectamente cambiarnos un cheque y
resolver de manera satisfactoria las dudas sobre nuestro estado de cuenta. El
cajero automático del cine recibirá nuestro dinero (o una tarjeta) para darnos
a cambio entradas para la película en el horario que le indiquemos. Y así será
en los aeropuertos, las estaciones de ferrocarril y en todas partes donde ahora
hay ventanillas ocultando a empleados que aguardan impacientes la hora de
salida.
Es muy probable que la economía
cambie. Quedarán en el pasado
los tipos de traje peleándose a gritos en las casas de bolsa. Las computadoras,
conectadas en red a los indicadores bursátiles de todo el mundo, moverán los
capitales de un lugar a otro, sin que sea necesaria la voluntad humana, obedeciendo
tan sólo a agresivos programas que beneficiarán a los dueños del dinero, sin
importar si una nación se hunde en una pavorosa crisis en algunos instantes.
Es
muy probable que la economía cambie. Quedarán en el pasado los tipos de traje
peleándose a gritos en las casas de bolsa. Las computadoras, conectadas en red
a los indicadores bursátiles de todo el mundo, moverán los capitales de un
lugar a otro, sin que sea necesaria la voluntad humana, obedeciendo tan sólo a
agresivos programas que beneficiarán a los dueños del dinero, sin importar si
una nación se hunde en una pavorosa crisis en algunos instantes.
Los
edificios “inteligentes” serán comunes. Al llegar a casa la puerta se abrirá
con el sonido de nuestra voz. Sensores dispuestos en cada rincón encenderán la
luz de la habitación a la que entremos y dejarán a oscuras la que ha quedado
sola, ahorrando electricidad. La temperatura también será regulada por la
computadora central para ofrecernos un clima privado a nuestro gusto.
Verbalmente activaremos la televisión, el aparato de sonido o cualquier otro
electrodoméstico conectado a nuestra ama de llaves cibernética. Por las
mañanas, el desayuno que dejamos en el microondas comenzará a prepararse; en la
radio la estación de nuestra preferencia nos despertará mientras el calentador
se ajusta para que nos demos una ducha deliciosa. Al salir podremos estar
tranquilos porque la casa estará capacitada para detectar a posibles intrusos
y, en caso dado, la alarma se activará a la más mínima insinuación de peligro,
dando aviso a los cuerpos de seguridad.
Si
llega a haber una guerra global, ésta podría ser nombrada por los medios como
“The Robot War”, en la que los pilotos controlarían por realidad virtual
pequeños y mortíferos aviones, helicópteros y tanques a cientos de kilómetros
del campo de batalla sin arriesgar un solo cabello.
Es
muy probable que en pocos años, robots cirujanos realicen complejas
intervenciones utilizando el instrumental quirúrgico con la precisión de una
impresora.
Algún
día, el Sojourner, el robot que exploró Marte, será una caja de zapatos
comparada con los que llegarán a ese planeta, no para posar un espectrómetro
sobre las piedras, sino para construir los centros urbanos de los primeros
colonizadores. La última frontera serán los robots biológicos autorreplicantes
que poblarán en nuestro nombre otros sistemas solares hasta hacerlos habitables
para nuestra especie.